Tortilla de Bacalao |
La tortilla nos parece una de las cenas más socorridas que tenemos. Y si además está rellena con buenos ingredientes y hecha con calma es un plato exquisito.
En esta ocasión hemos hecho una pequeña variante que nos permite de disminuir el tiempo de preparación: hemos sustituido los pimientos por pimientos del padrón y la cebolla por cebolla crujiente de la que ya venden frita.
Para 2 necesitamos:
4 huevos
150 gr. de bacalao desalado
6 pimientos de padrón
1 cucharada de chips de cebolla frita
Aceite
Sal
Empezamos:
Picamos los pimientos y los sofreimos con unas tres cucharadas de aceite. Cuando calculemos que al pimiento le queda poco para terminar de hacerse añadimos la cebolla y vamos salteando el conjunto. Tenemos que mantener un fuego medio para que, ni se nos queme ni se nos cueza.
El bacalao, que previamente habremos desmigado, lo incorporamos al final removiendo el conjunto brevemente. No os paséis cocinando el bacalao ya que con un par de minutos bastará. Retiramos la sartén del fuego y con ayuda de un colador escurrimos el exceso de aceite que presente el sofrito.
En un bol batimos los huevos con una pizca de sal para después incorporar el sofrito preparado.
Ahora viene el truco de dejar la tortilla en su punto: con dos cucharadas de aceite bien caliente comenzamos la primera cara de la tortilla. Al poco tiempo le damos la vuelta con maña y ayuda de un plato plano. Para la segunda cara preferimos mantener un fuego medio hasta terminar de hacerla. Debe quedar jugosa por dentro, casi con apariencia medio cruda. Aunque esto último es cuestión de gustos. Así nos gusta a nosotros...
Consejos:
Por supuesto que se puede hacer con pimiento verde y cebolla o cebolleta. Nosotros la hicimos así por probar con algo distinto.
El sofrito admite muy bien puerro picado, aún más si no se dispone de cebolla.
Este tipo de relleno ayuda mucho a que la tortilla quede jugosa de por si aunque se haya pecado de dejarla en el fuego más tiempo del debido.
La puedes acompañar con:
Una ensalada de tomate le viene muy bien. Aunque el menú típico de las sidrerías del norte de España la ofrecen como entrante, para seguir un un buen chuletón y acabar con un postre de queso con membrillo y nueces. Por supuesto acompañado de una buena sidra.