Aquí
uno de los platos que solemos cocinar cuando viene gente a comer, porque lo
podemos dejar preparado y terminarlo de hacer antes de sentarnos a la mesa (y no decepciona).
Necesitamos
para 4 personas
500
grs de espinacas (preferiblemente frescas)
16
champiñones aproximadamente
Salsa
de tomate
4
quesitos
4
cucharadas de leche
Dos
latas de paté de atún
12
placas de lasaña
Queso
parmesano
Una
cucharada de mantequilla
Aceite
y sal
Salsa
bechamel (aceite, harina, leche y sal)
Empezamos
Cocemos
las espinacas en abundante agua, las escurrimos bien y reservamos.
En
una sartén cocinamos los champiñones, limpios y cortados en láminas, con un
chorrito de aceite hasta que estén blanditos.
En
un vaso de batidora introducimos las espinacas y los champiñones y los picamos
con el accesorio picador de la batidora a velocidad lenta. Ojo, no mucho, lo
suficiente para que quede una masa más o menos homogénea.
En
la misma sartén que hemos salteado los champiñones ponemos la mezcla junto con
la leche y los quesitos y dejamos que se deshaga el queso y se evapore el agua,
todo a ello a fuego bajo-medio.
Después
incorporamos unas cuatro cucharadas de salsa de tomate y el atún para que le de
consistencia y mezclamos bien. Cocinamos la mezcla final hasta que veamos que
tengamos la consistencia deseada. Salamos al gusto.
Preparamos
una salsa bechamel ligera. Para ello calentamos dos cucharadas de aceite en una
sartén o cazuela, incorporamos dos cucharadas de harina y removemos con un
batidor de mano. Cuando tengamos la mezcla vamos incorporando medio litro de
leche poco a poco (sin dejar de remover), todo ello a fuego bajo,
lentamente… Retiramos del fuego
cuando tengamos una salda ligera, no muy espesa.
Posteriormente,
preparamos las placas de lasaña siguiendo las instrucciones que nos indica el
fabricante.
En
un recipiente apto para el horno, untamos un poco de bechamel en el fondo
colocamos unas placas de lasaña, añadimos un poco de la mezcla, después otra
capa placas y otra de mezcla y, finalmente, otra de placas. Repartimos el resto
de la bechamel por encima y espolvoreamos el queso parmesano
rallado y ponemos la mantequilla cortada en trocitos por encima.
Para
terminar, metemos todo en el horno durante 10-12 minutos, hasta que veamos que
el queso está gratinado.
Consejo
Si
queremos hacer una receta más “ligera” podemos sustituir la bechamel por salsa
de tomate. Además se puede utilizar un paté de atún con 0% de m.g. ya que los
interesa es que de consistencia a la mezcla de las espinacas y los champiñones.
No es lo mismo, pero no defrauda.
La
idea de esta receta
Qué
recuerdos… solía venir algún que otro domingo cuando regresaba a Madrid después
de haber pasado el fin de semana en casa. Además como compartía piso con
compañeros que no comían carne era un plato muy aplaudido cuando llegaba.